domingo, 28 de abril de 2013

Encuentro Internacional de Arte Performance RIAP 2012. (fragmento) por Ricardo Arcos-Palma


Juan Ángel Italiano, insiste en rescatar la memoria histórica sobre la época de la dictadura en su país y por supuesto en el cono sur, en la década de los años setenta y ochenta. 



Fotos de desaparecidos, proyección de esos rostros, frases como “dónde están ellos” que el artista pega en las frentes de algunos asistentes y un mapa del continente realizado con graffitti donde él pega palabras que aluden a la libertad, la igualdad y la fraternidad. Velas, carros y soldados de juguetes acentúan un cierto dramatismo a la acción. Su obra indudablemente insiste en la relación arte y política.




“En "Memorial" –nos dice el artista-, se busca que el espectador se cuestione y replantee la noción de "desaparición forzada" Sin palabras, a través de pequeñas acciones, la ausencia del cuerpo del otro y el respeto por el mismo, son el eje de la performance. Más que una teatralización, la acción se acerca al ritual, la memoria como herramienta viva. La información contrapuesta al espectáculo.”


Ricardo Arcos-Palma est un curator, théoricien, critique et philosophe de l'art colombien né le 15 décembre 1968 à San Juan de Pasto (département de Nariño en Colombie). Il écrit régulièrement en ArtNexus Magazine et Escaner Cultural. Français par naturalisation il vit entre la France et la Colombie.



Les corps sonores de l’Uruguay (fragment) / Los cuerpos sonoros de Uruguay (fragmento) por Julie Fiala


Juan Angel Italiano abrirá la noche uruguaya con una actuación, o mejor dicho, una pedagogía participativa, que utilizará para desarrollar un contexto socio-político del Uruguay y enmarcar lo que se llevará a cabo. La noche del 7 de septiembre comienza con sonido. Penetrante, de inmersión y constante, llenará todo el espacio-tiempo de Juan Angel Italiano. Este "mash up" o collage acústico suena entreverado, consistirá en una banda sonora con el himno nacional uruguayo, discursos propagandísticos despóticos y entrevistas en la radio en el momento de la dictadura. 


Al mismo tiempo proyecta en la pared trasera, un misterioso retrato en blanco y negro, disuelto en un segundo, y otro, y otro y otra vez para revelar una serie de retratos de gran formato de hombres y mujeres. Sus rostros aparecen omnipresentes, convirtiéndose en una cultura de "desaparecidos" el  artista distribuye y suspende carteles  alrededor del cuello y etiquetas autoadesivas en la frente de muchas personas entre el público. En tipografía negrita, afirman: "¿Dónde están?" "¿Dónde están?" "Donde estan?".



Incluso si el artista permanece sin voz, es decir, no elige la oralidad como medio de comunicación, su obra resuena con alcance para contextualizar la historia reciente de su país, en conjunto con otros países de América del Sur y Latinoamérica, que han sobrevivido a períodos violentos de dictaduras ejercidas por los Estados. En Uruguay, la dictadura ejerció su poder desde 1973 a 1985, período durante el cual la corrupción insidiosa y la brutalidad del estado llevó a la "desaparición" de innumerables hombres y mujeres.
A través de dispositivos audiovisuales, y especialmente mediante el fomento de nuestra participación es que esta performance nos interpela y sensibiliza de forma directa. Italiano nos invita a participar en el proceso de toma de conciencia. 



Uno tras otro, a algunos miembros de la audiencia le son colocados auriculares y el artista les toma una foto con una tableta, impulsándonos a continuación a observar (se) y escuchar.


 De hecho, mientras veía su propio rostro reproducido en la tableta, el participante escucha los gritos inquietantes, histéricos, infernales y continuos de la famosa pieza de Dick Higgins : « Danger Music nº 17 » (1). Visual y acústicamente difícil de soportar. La relación entre los retratos de los desaparecidos en el fondo y las instantáneas será fuerte. Se crea un sentido de reconocimiento y empatía por el otro "lejano" estamos casi integrados en la serie, o al menos simbólicamente. En retrospectiva, me llevan a pensar en mi propio privilegio y la libertad para crecer y vivir en un país (más o menos) democrático y pacífico.


Entonces Italiano convoca a tres participantes de la audiencia que recibien carteles en el cuello, incluyéndome a mí. Él nos invita a estar en íntima proximidad al frente. Nuestro trío se convierte en el centro de la acción. 


A nuestro alrededor, Italiano prende velas, así como coloca soldaditos de plástico, tanques de asalto y helicópteros. 


A la luz de vigilia por los desaparecidos, la zona de guerra aumenta por los bombardeos, el artista lanza con fuerza petardos que manchan de pintura un bosquejo de América del Sur realizado con una spray de pintura (como un graffiti). El ruido agudo me sorprende. Salto, sintiéndme un poco avergonzada de tener miedo. 


Este es mi inclusión en la acción que sin duda se intensifica y se siente. En el final, el artista añade la palabra "igualdad", "libertad", "América Latina", "fraternidad" y "sin miedo" y revela título de la obra, rompiendo una plexiglás de forma colérica que contiene la palabra Memorial!





(1)  Asociada con el Fluxus, "Música peligrosa" es una forma de música experimental, llamada "peligrosa", siendo "brutista" mas intolerable que musical. La utilización en la performance de « Música peligrosa nº 17 » (1962) era simplemente una invitación a gritar: "¡Miedo! ¡Miedo! ¡Miedo! ¡Miedo! ¡Miedo ¡Miedo!".

Artiste Franco-Ontarienne originaire d’Ottawa, Julie Fiala est de retour au Canada en 2011 après avoir vécu plus de sept ans en Grande Bretagne et en Irlande. Elle vit maintenant à Québec. Artiste de la performance, chercheure, et activiste culturelle, elle a présenté son travail en Ontario, en République Tchèque, en Russie, à Belfast et Dublin, à Londres, Yorkshire, en Écosse et à New York. Durant son séjour à Belfast, elle s’est intégrée au collectif international d’art performance Bbeyond, dont elle est toujours membre. En parallèle à son implication artistique, elle termine un doctorat en Histoire de l’art à Queen’s University en Ontario.

Les corps sonores de l’Uruguay (fragment) / Los cuerpos sonoros de Uruguay (fragment)
por Julie Fiala

Juan Angel Italiano débutera la soirée uruguayenne avec une performance, ou plutôt, une pédagogie participative, qui servira à dresser un contexte sociopolitique de l’Uruguay pour encadrer se qui se déroulera. Cette soirée du 7 septembre s’amorce par le son. Pénétrant, immersif et constant, celui-ci remplira la totalité de l'espace-temps de la performance de Juan Angel Italiano. Ce « mash up » ou collage acoustique sera composé des sons enchevauchés d’une fanfare présentant l’hymne national uruguayen, de discours de propagande despotique et d’entrevues à la radio de l'époque de la dictature. Projeté simultanément sur le mur arrière, un portrait mystérieux en noir et blanc se dissout dans un second portrait, et un autre, et encore et encore, pour révéler une série de profils grands-formats d’hommes et de femmes. Leurs visages ubiquitaires apparaissent autrement pour devenir ceux d'une culture de « disparition » dès que l’artiste distribue et suspend des enseignes autour du cou et colle des étiquettes au front de plusieurs parmi l’audience. En caractère gras, celles-ci énoncent : « Où sont-ils ? », « Where are they ? »,  « Donde estan ? ».
Même si l’artiste demeure aphone, c’est-à-dire qu’il ne choisit pas l’oralité comme mode de communication, son travail résonne avec ampleur pour contextualiser l’histoire récente de son pays, en tandem avec les autres pays d’Amériques du sud et latine qui ont survécu de violentes périodes de dictature par l’État. En Uruguay, la dictature a persisté de la période de 1973 à 1985, au cours de laquelle la corruption et la brutalité sournoise de l’État ont mené à la « disparition » d’un nombre incalculable d’hommes et de femmes.
C’est à travers des dispositifs audio-visuels, mais surtout en incitant notre participation, que cette performance nous interpelle et sensibilise de façon directe. Italiano nous invite à prendre part à son processus de conscientisation. Un après un, certains parmi l’auditoire reçoivent des écouteurs de l’artiste pendant qu’il prend leur portrait avec une tablette électronique, nous incitant ensuite à (se) visionner et à écouter. En effet, tout en regardant son propre visage reproduit sur la tablette, le participant écoute les cris troublants, hystériques, infernaux et continus du fameux Danger Musique no. 17 de Dick Higgins (1). Visuellement et acoustiquement difficile à endurer. La parenté entre les portraits des disparus en arrière plan et ces portraits instantanés sera forte. En créant un sentiment de reconnaissance et d'empathie pour cet autre « lointain », nous sommes quasi intégrés dans la série, ou du moins symboliquement. Avec du recul, je suis amenée à réfléchir à mon propre privilège et aux libertés relatives à grandir et à vivre dans un pays (plus au moins) démocratique et pacifique.
Ensuite, Italiano convoque à nouveau trois des participants de l'auditoire ayant reçu des enseignes au cou, moi y compris. Il nous invite à se tenir en proximité intime à l'avant. Notre trio devient le centre de l’action. Autour de nous, Italiano place des bougies, ainsi que des figurines en plastique de soldats, de chars d’assauts et d’hélicoptères. À la fois vigile aux chandelles des disparus et zone de guerre augmentée par des bombardements, l’artiste fait éclater avec force des pétards au mûr où il vient d’y dessiner un schéma de l’Amérique du Sud avec une bonbonne de peinture (tel un graffiti). Les bruits aigus me surprennent. Je sursaute, ressentant une petite gêne d’avoir peur. C’est mon inclusion dans l’action qui intensifie surement se sentiment. En finale, le performeur y ajoute les mots « égalité », « liberté », América Latina », « freedom » et « no fear »  et révèle le titre de l’œuvre, en fracassant de manière coléreuse un plexiglass contenant le mot Mémorial !

(1) Associé avec Fluxus, « danger music » est une forme de musique expérimentale, dite « dangereuse », étant « bruitisme » intolérable plus que musique. La partition pour la performance de Danger Musique no. 17 (1962) fut simplement une invitation à crier : « Scream! Scream! Scream! Scream! Scream! Scream ! ».